«Pensé en un laberinto de laberintos, en un sinuoso laberinto creciente que abarcara el pasado y el porvenir y que implicara de algún modo los astros.
Absorto en esas imágenes, olvidé mi destino de perseguido. Me sentí, par un tiempo indeterminado, percibidor abstracto del mundo.
El vago y vivo campo, la luna, los restos de la tarde, obraron en mí.».
Jorge Luís Borges,
Ficciones
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